febrero 08, 2011

Creando iconos y potenciando roles

CIERRES MUSICALESLos anuncios de tu vida

Cada vez que miramos a un espejo, nos vemos mirándonos a nosotros mismos. La figura que ves frente al espejo es lo que ves de ti mismo. Cuanto más las estudias, más te está estudiando ella a ti. Te pones una camisa pero no sabes cómo te sienta hasta que no se la ves puesta al del espejo.

Siempre nos han atrapado los espejos. Hasta el punto, que con ellos puedes conquistar toda clase de imperios. Cuenta la leyenda que cuando los europeos llegaron a América, trajeron consigo el espejo, y era tal la impresión que causaron en los indígenas americanos que llegaron a cambiar su oro por aquellas superficies planas que permirtían que nos viéramos como nos ven los demás.

Los anuncios de televisión son un maravilloso espejo en el que han quedado atrapados todas las imágenes de lo que fuimos y quisimos ser. En sus iconos referenciales y sus dibujos de roles, en su estética y sentimientos queda reflejado todo nuestro devenir estético y emocional. Las modas que fueron, los materiales que nos rodearon, las aspiraciones que nos movían y los horizontes que anhelábamos alcanzar.

Cada programa de Los Anuncios de tu vida tiene una temática, y cada programa concluye con un cierre musical que agrupa muchas imágenes de anuncios de temática similar: Que seas feliz adquiriendo u determinado producto, que te compres el último aparato que te hará la vida más feliz, que seas siempre joven, que te diviertas en el trabajo, en la noche o en el día, que alcances la misma gloria que un famoso, o que te conformes por como te viene dada la propia vida.

En esos pequeños cierres musicales se esconde un pequeño resumen de ese espejo que miramos al mismo tiempo que él nos mira nosotros.

Aquí tienes esos cierres. A los espejos solemos ponerle siempre buena cara. Y como la publicidad siempre nos busca optimista, siempre nos pone la mejor cara. Por eso es falsa y real al mismo tiempo.


CIERRE MUSICAL PRIMER PROGRAMA:
Todo está en la publicidad.

En este programa quisimos destacar cómo la publicidad ha reflejado todas las etapas vitales y colectivas, y particularmente, su arte para vendernos una idea de felicidad. La publicidad busca mensajes y secuencias optimistas y nos anima permanentemente a disfrutar de la vida. La retrata tan intensa como su misma duración: en 20 segundos escribe sus tratados para alcanzarla. Ahora que vivimos tiempos de zozobra económica y las calles se pueblan de pesimismo, no está nada mal comprobar cómo esta secuencia, como la mayor parte de la publicidad, está construida a base de sonrisas y satisfacciones. Gran parte de nuestras frustraciones vienen derivadas precisamente porque no podemos tener todo lo que el espejo pone en nuestras manos. Por eso, los anuncios nos muestran felices teniendo todo lo que aspiramos tener, aunque nunca nos de para tener todo lo que nos enseña. Y por eso nos atrapa más el reflejo que la realidad.



febrero 06, 2011

Cerdos iluminados y alumbrados por el hombre

UNA IMAGEN Y MENOS DE MIL PALABRAS (5)



La Universidad Nacional de Taiwan lleva ya más de dos años produciendo exitosamente cerdos con genes de proteína verde fluorescente, lo que les hace ser de un color verde chillón por dentro y por fuera, morro, pezuñas y ojos, corazones y otros órganos internos incluidos. La finalidad de los órganos coloreados de estos puercos es permitir a los investigadores una más fácil identificación y extracción de tejidos y genes destinados a trasplantes con aplicación en seres humanos, según han explicado los autores de la investigación. Para crearlos, el equipo investigador extrajo los genes verdes fluorescentes de un tipo de medusa y los inyectaron en 265 fetos de cerdos para desarrollar genes con el transgénico de la proteína verde fluorescente. Ya existen cerdos parcialmente verdes tras ser modificados genéticamente en otras partes del mundo pero estos tres son los únicos que son así por dentro y por fuera, lo que los hace mejores en su papel de cobayas, según sostienen sus padres. 

Nuestro sueño de dioses sigue creando prodigios. La Universidad Nacional de Taiwán lleva ya más de dos años criando una exitosa producción de cerdos con genes de proteína verde fluorescente. Según se nos cuenta, el equipo investigador extrajo los genes verdes fluorescentes de medusas y los inyectaron en fetos de cerdos para desarrollar genes porcinos con el transgénico de la proteína verde de las medusas. Aunque seguro que los artistas de la Nueva Cocina encontrarán tremendamente sugerentes esos morros verdes para hacer más sofisticadas y visuales las viejas recetas de la abuela, de momento los científicos pretenden aplicar esta nueva hazaña genética a la investigación médica para la regeneración de órganos e ingeniería de tejidos.

Ya saben que no es la primera vez que nos atrevemos a tocar las reglas de la propia creación. Ya consumimos tomates que no se congelan porque llevan genes de pescados que viven en las aguas heladas de Alaska, o maiz al que no afectan las plagas de insectos. Duplicamos ovejas y nos preparamos para duplicarnos a nosotros mismos. Tal vez para algunos ésta sea una demostración más de la sublime inteligencia humana, aunque a tenor de las consecuencias que suelen tener nuestros inventos y descubrimientos, y tal y como llevamos el mundo, convendría relativizar tal impresión.

Entre aquel primer ingeniero que convirtió una laja en hacha, que luego aprendió a hacer pirámides, acueductos y catedrales, y los ingenieros genéticos de hoy; entre el descubridor del fuego y el de la fusión nuclear;  entre el primer tirachinas y el último misil de largo alcance, entre nuestra capacidad de creación y nuestra capacidad de destrucción, está claro que aprendemos a salvar vidas y a vivir más seguros al mismo tiempo que aprendemos a destruirlas y creamos nuevas inseguridades.

Perdido el miedo primitivo a las fieras salvajes, y a la inquietante oscuridad de la noche, ahora el miedo necesario que nos aliena socialmente lo construimos nosotros mismos. Basta con ver los Telediarios. Cuando no nos amenaza el fundamentalismo islamista, lo hace un pollo de corral. Cuando no es un huracán, es un virus microscópico. Nos proponemos reducir los humos después de echarlos. Hacemos bombas pero nos aterra pensar que puedan explotar cerca de nosotros. Primero creamos enfermedades, y cuando nos aterran sus efectos, nos afanamos en buscar sus remedios.

Mientras tanto, seguiremos creyendo en nuestra genialidad. Aunque las vacas se vuelvan locas, las aves nos contagien sus catarros y el verde fosforescente de las medusas ilumine el morro y los órganos de este cochinillo de laboratorio con el propósito de que algún día también nos resulte de utilidad alojado en nuestros propios cuerpos. Antes, hasta sus andares; ahora, iluminados para que alumbren nuestras propias resurrecciones, para que prosigamos nuestros andares gracias a los suyos . Al fin y al cabo, dicen los biólogos que nos parecemos mucho a ellos. Y como ellos, parece claro que tampoco soñamos con rosas sino con bellotas.

febrero 01, 2011

El chino que vende barato

UNA IMAGEN Y MENOS DE MIL PALABRAS. (4)






Durante su visita a los Esados Unidos, el martes 25 de enero por la noche, Obama y Hu compartieron una inusual cena íntima para discutir las tensiones y las metas comunes que definen la complicada relación entre las potencias rivales.
El presidente de la República Popular más poblada del Planeta ha visitado a finales de este mes de enero los Estados Unidos. En la instantánea, Barack Obama y Hu Jintao se disponen a darse un apretón de manos. Como corresponde a quienes se sienten poderosos y desean evidenciarlo, Obama alarga el brazo más decididamente que su colega chino. Siempre hay que guardar las apariencias. Que para algo sigue siendo el dueño del Imperio más dominante del Planeta.

Obama mira a su mano, y el chino, a la cara negra del yanqui que se la extiende. Obama  resulta más imponente. Por eso, seguirá mirando su mano hasta que apriete la de Jintao,  y sólo entonces, cuando ambas manos se hayan juntado, será cuando eleve la mirada para ver su cara. Jintao, en cambio, le mirará a él hasta que sienta su mano apretar, y será entonces cuando bajará la mirada para ver ambas manos juntas.   

Si obviamos la mano y miramos a sus cuerpos, observamos que ambos visten un traje muy similar. El de Obama debe costar unos cuantos cientos de dólares. Es fácil imaginar una lujosa etiqueta en el bolsillo interior de su chaqueta. En el caso de Jintao, sus costuras resultan igual de fiables y su corte, igual de preciso y moderno. La mayor diferencia entre uno y otro es que el de chino lo hacen sólo por unas decenas de dólares. 

Tal vez, ni el propio Obama sepa que, a pesar de la diferencia de precio, ambos trajes pueden proceder de los mismos telares y talleres. Es posible que hace un tiempo la casa norteamericana o europea que firma su traje trasladara una de sus plantas de producción al país asiático, para abaratar costes. En el reino del consumismo, el objetivo es producir al menor precio posible. 

Y para eso están los chinos. El comunismo, al servicio del consumismo. La mayor dictadura del proletariado produciendo a mejor precio que la mayor potencia del capitalismo. China emerge en el mapa geopolítico, y se convierte en la nueva potencia del Planeta, la que conquista el mundo con seductoras baratijas. Lo de las baratijas para conquistar mundos no es nada nuevo. Lo hicimos los españoles 500 años atrás. Pero nosotros no éramos chinos ni trabajábamos como idems, así que las baratijas se nos acabaron pronto y con ellas, nuestra breve y agitada hegemonía mundial. 

Estos chinos en cambio son más pacientes y concienzudos. Basta verlos a la entrada de sus supermercados de todo a un euro. Siempre sonrientes y amables, te saludan complacientes hasta que te adentras en el laberinto que forman sus pasillos y estanterías. En ellas encuentras lo que buscas y buscas lo que encuentras. 

Es en ese contexto, donde Obama y Jintao están a punto de darse la mano. Las dos grandes potencias del momento se hacen gestos amistosos. El más alto de la fotografía se siente aún más poderoso, dado su poderío militar, pero también se sabe amenazado por ese silencioso ejército que cada día más invade nuestros hogares con leyendas made in china. Veremos quién gana a la larga; si el americano que desenfunda más rápido o el chino con sus juguetes de plástico. Por si alguien no lo recuerda, Troya cayó por un simple caballo de madera.