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septiembre 30, 2012

Sin noticias de Dios


UNA IMAGEN Y MENOS DE MIL PALABRAS (9)

Manifestantes yemeníes saltan la valla e irrumpen en la Embajada de Estados Unidos en Saná.
Foto: Yahya Arha / Efe


Sin noticias de Dios. La actualidad es casi siempre un paisaje de miserias humanas. Y eso que somos la única especie animal que es consciente de sus propia existencia, que se informa cada día de lo que otros de su misma especie han hecho en otros lugares del planeta. Es el pensamiento el que supuestamente nos hace superiores, aunque eso no quite que esa misma inteligencia sirva también para odiar muy irracionalmente.

Somos la única especie que se excita con algo tan inmaterial como una idea. Y sólo el ser humano utiliza y ejerce la violencia para imponer o defender sus particulares ideas. La violencia humana no sólo se expresa a mamporrazos, o con sofisticados y avanzadísimos aparatos para matar. Antes de poner en marcha la musculatura, o apretar el gatillo, la ejercemos con toda la fuerza que emana la lengua o la escritura. Sin esa glándula, o esos dedos, tampoco las pistolas hablarían después. Puede parecer paradójico, pero es así: la única especie que ha desarrollado un elaborado sistema de comunicación para entenderse es, curiosamente, la que más odio genera con sólo abrir la boca.

            Y más paradójico resulta aún que las creencias en un mundo mejor sigan haciendo de este mundo el infierno del que queremos huir cuando estemos muertos. La idea de Dios es tal vez la primera idea humana. Dios, Alá ,Yahvé… Cada pueblo le puso un nombre distinto y le dio el mismo carácter divino por su infinita perfección, bondad y suprema generosidad para perdonar. Todas las escrituras sagradas dicen lo mismo: que nos ayudemos los unos a los otros, que nos demos amor y cariño, y que transitemos por esta vida sólo haciendo el bien. Lo dicen desde hace miles de años; los mismos en los que la idea de ese Dios de nombres tan distintos, nos enfrenta para que practiquemos lo contrario de lo que nos piden sus escrituras divinas. Si Dios sigue ahí arriba, debería preocuparse por su obra. Algo hizo mal si una bazofia cinematográfica o una viñeta libertaria levanta un odio tan violento que hace chocar a una civilización con otra.

julio 12, 2012

Un problema de oídos



Un diputado y ex-consejero de la Generalitat valenciana acusado de quedarse con dinero destinado a ONG de ayuda al Tercer Mundo. Una alcaldesa, en las puertas de resultar imputada por recibir dinero y regalos de un constructor, al que se le apañaban los Planes de Urbanismo con la misma facilidad con que el empresario le descorchaba el Moet Chandon en la cubierta de su yate. Un director de Empleo andaluz que concedía subvenciones para garantizarse los gin-tonic y la cocaína más euforizante, mientras toda la estructura institucional que le rodeaba parecía absorta en la búsqueda del bosón de Higgs, ese descubrimiento que explica el origen del universo, pero sigue sin explicar por qué los hombres traicionan la confianza que se les otorga. Novedades informativas sobre estos casos de corrupción que conviven en los periódicos de esta semana junto al relato de un país atrapado en un remolino infernal que cada vez nos acerca más al sumidero de la bancarrota, ese agujero absorbente que significa retroceder nuevamente a la pobreza de la casilla de salida.
Los políticos ya no tienen tiempo ni atrevimiento para pedir comprensión. Deben aplicar recortes anteriores mientras diseñan los nuevos. Y en la calle, las frustradas esperanzas caminan entre decenas de carteles de "Se vende", "Se traspasa" o "liquidación total". Lo único que nos queda ya de aquel boom son deudas y casos de corrupción.
Nuestras vidas han cambiado tan rápidamente como la literatura de esos carteles. Antes eran monotemáticos: en todos lados ponía lo mismo: "Estamos en obras: disculpen las molestias". Pues vaya con las molestias.
Venimos de un tiempo en el que no necesitábamos agujerear la tierra para encontrar petróleo; aquí la riqueza se conseguía lanzando toneladas de cemento al paisaje. En Estados Unidos inventaban las redes sociales, y aquí creábamos las redes del trinque. No había ventana desde la que no pudiera contemplarse el largo brazo urbanizable de las grúas.
Los carromatos de burros que hace treinta años deambulaban, en plena canícula, por el empedrado de los pueblos costeros de España fueron sustituidos por Audis y Mercedes con cristales tintados e interior climatizado. Las boinas se cambiaron por gafas Gucci, y la sabrosa chacina de antaño se sustituyó por chorizos insulsos embutidos en trajes de Armani. Las huertas se convirtieron en adosados, las neveras dejaron de guardar tomates, y se transformaron en cajas fuertes de dinero fresco que sólo pudría a sus poseedores. En esos recientes años del boom inmobiliario, la tierra se araba con palos de golf, y la ambición se saciaba con la tinta sellada de una nueva licencia de obras. Mucha honradez quedó sepultada en aquellas tongas de expedientes de recalificación.
Como buenos latinos, somos gente que siempre ha otorgado un gran valor a la familia. Y como también somos generosos, unos cuantos de los privilegiados que conseguían un acta para dedicarse a la cosa pública en seguida conseguían ayuda para ir a la cosa y dejarse de tonterías. Entonces parecía que esos primos y primas no eran de riesgo. Eran de sangre, de farra o de palique, todos eran amiguitos del alma siempre dispuestos a animar con sus gracias aquel festival de opulencias.
Para lo bueno y lo malo, aquello ya pasó, pero aún seguimos abochornados por lo ocurrido en aquella monumental borrachera. Y es un poco cobarde decir que nadie vio nada. El pueblo que los votó una y otra vez, a diestro y siniestro, se aleja ahora de ellos como quien intenta alejarse de su propia sombra. ¿Quiénes los pusieron?
Algún partido, alguna institución hablará nuevamente de reforzar los controles, de instaurar Códigos éticos de buen Gobierno. Pero nada de eso detiene las intenciones de ningún ladrón. Harían mejor esos denostados partidos políticos si poblaran las listas electorales con personas que no necesitan otro código que el de su propia conciencia y sincero compromiso.
Ya no estamos para más tonterías. Si no quieren pagar justos por pecadores, antes de escribir nuevos papeles mojados, harían mejor en limpiarse los oídos. Algún problema auditivo deben tener si son ellos los únicos que siguen sin escuchar los secretos a voces.

noviembre 27, 2011

Un pavo con suerte

UNA IMAGEN Y MENOS DE MIL PALABRAS (8)




Un Pavo con suerte. El pasado miércoles 23 de noviembre, el Estado de Oregón se sumó a la lista de estados de los USA que suspenden la aplicación de la pena de muerte. En lo que va de 2011, EEUU ha ejecutado a 43 reclusos, y solo estaba pendiente la ejecución de Gary Haugen, precisamente en Oregón, condenado por el asesinato de la madre de su ex novia.
En 2010, la cifra total de ejecutados en EEUU fue de 46. De los 50 estados que componen EE UU, 35 de ellos, si se incluye a Oregón, mantienen aún vigente la pena de muerte. En esos estados que aún practican tan contundente modo de impartir justicia, los condenados a muerte no tendrán la suerte del pavo que, cumpliendo una tradición que inició John F. Kennedy, se salva cada año de ir al horno presidencial.
Tan radical manera de luchar contra la delincuencia no ha impedido que las cárceles estadounidenses alberguen una población reclusa del tamaño de toda Canarias. Dos millones y medio de presos en un país donde, por abrir una cuenta corriente te regalan un arma para que te defiendas con total libertad. Un país en el que las balas se venden un lineal más allá de los yogures y refrigerados.
El Sr. Obama no tiene, a diferencia de su antecesor George Bush, experiencia firmando penas de muertes. Su antecesor se había empleado a fondo mientras fue gobernador del Estado de Texas, y con ese currículo, escrito con mano que nunca tiembla ni cabeza que duda, llegó a la Presidencia de los Estados Unidos.
Bush firmaba penas de muerte como gobernador, y como presidente, indultaba pavos y declaraba guerras preventivas. Obama en cambio es un tipo más pulcro, aunque eso no quite que le gusten las películas de John Wayne, y que aplique sus prácticas para cepillarse a Bin Laden mientras éste disfrutaba con una peli porno.
Un año más, Obama ha cumplido con la tradición. Gracias a este privilegio, y cumpliendo con la tradición anual, este pavo correrá mejor suerte que muchos de los condenados que esperan en el corredor de la muerte. Para ellos, el horno aún sigue abierto. Este pavo, en cambio, se libra de ser cocinado en el Día de Acción de Gracias. 
Pese a ese gesto magnánimo, al pavo se le ve cara de desconfiado. Se le ven las ganas de salir cuanto antes de allí, no vaya a ser que los halcones reconsideren su decisión y convenzan al Presidente de que tanta magnanimidad debilita su Imperio. Para el Tea-party, Obama es un pusilánime que está traicionando las esencias de un país en el que la razón la imponía siempre el más rápido en desenfundar. Si por ellos fuera, el próximo pavo en ir al horno debiera ser el mismo que ahora decreta el indulto.   

noviembre 01, 2011

El malestar del Estado del bienestar


UNA IMAGEN Y MENOS DE MIL PALABRAS (7)




El malestar del Estado de Bienestar. Aunque el capitalismo haya terminado derivando en un juego de Casino en el que los mercados hacen sus apuestas con esas fichas fosforescentes que los ingenieros financieros llaman productos, no deberíamos olvidar que la máxima de la economía de mercado consiste en reducir el precio del producto, ajustando al máximo los costes de la producción, para vender más que el competidor.
Tal vez porque nos vamos olvidando de ello, hoy la ingeniería financiera es más valiosa para hacer fortunas que la ingeniería industrial, la de infraestructuras, y hasta la atómica. Lo mismo, lógicamente, pasa con sus respectivos ingenieros. Se gana mucho más diseñando un producto especulativo, que deriva las pérdidas a otros y garantiza las ganancias al que los vende, que el mayor de los puentes posibles para acortar distancias reales entre pueblos.
Esos ingenieros financieros, y toda su ingente masa obrera, albañiles especializados en fabricar fortunas a los que llaman brokers, trabajan en un lugar etéreo, en ese nuevo escenario virtual que ha traído la era digital, pero que se llama como siempre se han llamado a los lugares de trueque e intercambio: mercados.
Tan etéreos como los lugares en los que trabajan, los nuevos mercaderes del capitalismo primero se encargaron de regar de préstamos las esperanzas de quienes confiamos siempre en las grandes palabras y nunca leemos la letra pequeña. Empaquetaron luego todos nuestros sueños y mezclaron en diferentes productos esperanzas esforzadas con esperanzas frustradas o imposibles. El sueño del crecimiento permanente se rompió el día que esos productos florecieron: la semilla del beneficio se convirtió en un sarpullido de deuda con la que cargaremos mientras vivamos. La resaca de esa partida se alivió cuando los Estados salieron al rescate de los secuestradores, dándoles nuevos dineros para nuevas partidas. Como ese dinero ya no podían emplearlo en prestarle a quienes ya estamos endeudados hasta las cejas, decidieron comprar deuda pública, o sea, prestarle a los países que se endeudaron por regalarles dinero.
Esta es ahora la partida de póker que se juega sobre el tablero de Europa. Ahora dicen que creen que no podremos pagar todo lo que nos han prestado, y vuelven a decirnos que la partida se puede acabar trágicamente si no ponemos más dinero para salvarnos porque los salvamos a ellos. La bolsa o la vida. O les damos más pasta, o aprietan el gatillo y todo se va al garete.
En esa montaña rusa seguimos a estas horas, mareados de tanto vaivén, viendo con horror como el agujero que se abre bajo las vías por las que transitamos a trompicones se agranda cada vez que los dirigentes europeos fracasan en cada una de las cumbres que no coronan. El parqué es una gran atracción de feria que ahora amenaza con desbaratarse con  nosotros dentro de sus cacharros.
Entretenidos con la cotización y el valor de los valores, seguiremos olvidándonos de nuestros verdaderos achaques, que no son otros que los productos que ya no fabricamos porque otros lo hacen a mejor precio.
Esa Europa y América del Norte que venció al comunismo a base de construir paraísos de opulencia y escaparates de lujo ha deslocalizado sus fábricas pero no sabe qué hacer con sus obreros. Los padres de los chavales que cada dos por tres esparcen con gasolina toda su rabia y frustración llegaron en oleadas hace años a las ciudades industriales del continente europeo, para emplearse en las fábricas que nos procuraban ese supuesto bienestar. Eran mano de obra barata, y gracias a ellos, las fábricas de coches llenaron las autopistas con sus utilitarios y las de televisores, de ventanas al consumo. La globalización ha dado una vuelta más a la espiral, y ahora ya no resulta competitivo emplearlos ni a ellos ni a sus hijos, europeos de nacimiento y muchos de ellos, extranjeros en su propia casa. No hay tarea para ellos, otro frustrado pelotón más a engrosar las filas del malestar del Estado del bienestar.
El esqueleto retorcido de los coches destrozados en las protestas quema un sueño que ya ellos no fabrican. Ahora no se contrata; se subcontrata. Las fábricas se deslocalizan, pero son fácilmente localizables allí donde el hombre obtiene menos por su esfuerzo. Ahora, los barrios obreros están a miles de kilómetros de nuestras capitales financieras, están en esa otra mitad del planeta donde se trabaja a destajo por menos de 200 euros al mes. A ese precio, los trabajadores europeos no son competitivos, así que para que sus cosas sigan siendo baratas, nos dicen que tendremos que ser nosotros los que nos bajemos el sueldo.
El espejismo de la opulencia se diluye siempre en el extrarradio. Allí comenzaron esos incendios que ahora acechan a la propia city. Allí suena el hip-hop y el rap, porque la música de los políticos les resulta ininteligible. Los que se rebelan ya no necesitan panfletos ni proclamas para constituirse en movimiento popular; tienen la BlackBerry y Whatsapp. Hijos de la televisión, acaban de descubrir cómo abrir un Telediario y convertirse en ídolos de la rebeldía. Todo ello, entre anuncio y anuncio, entre el móvil de última generación y el coche que te invita a superar todas las barreras.  
Esos espectros de coches quemados, esa frustración general que pierde su nombre en una lista interminable de desempleados, indican un fallo en el sistema. Pero es importante no confundir síntomas con enfermedad. La política está exhausta en Europa. En medicina, esta patología degenerativa tiene un nombre: Esclerosis. Un achaque propio de políticos viejos y viejas Políticas.

octubre 23, 2011

Ese día ya llegó

UNA IMAGEN Y MENOS DE MIL PALABRAS (6)



Ese día ya llegó. Es probable que el cámara que grabó el video del que ha sido extraído esta fotografía se vaya al paro por cese de actividad. En esta ocasión, y a diferencia de lo ocurrido durante 48 años de actividad, el disparo inmortaliza el momento. Será, para siempre, la instantánea de su propia defunción, la de ETA.
El principio del fin también comenzó con las caras tapadas. La retórica de siempre no impidió que el gesto oculto de quien hablaba y de quienes le flanqueaban resultase solemne. Las palabras empleadas, también como siempre, compendian esa literatura política que retuerce las palabras para no decir las cosas sencillamente y permitir las más variadas interpretaciones. Pero esta vez, una sola frase bastaba para entenderlo todo: "ETA ha decidido el cese definitivo de su actividad armada". Podían haber dicho más sencillamente que ETA ha decidido no volver a matar nunca más, pero a quien decide dejar de asesinar le podemos perdonar que por un tiempo siga retorciendo las palabras para contener la abstemia que le producen sus más perversos instintos.
Esta frase, "ETA ha decidido el cese definitivo de su actividad armada" escribirá la historia de los próximos meses, y probablemente la de los próximos años. Felipe González y José María Aznar también tuvieron la oportunidad de fotografiar una esperanza. A Zapatero le llegó al término de su sufrimiento. A Rajoy probablemente le toque escribir el que puede ser el capítulo final de esta historia de vidas inocentes perdidas, de dolor, sufrimiento y firmeza.
Vivimos tiempos convulsos. Cada mañana se presenta agobiante por culpa de una crisis que sólo sabe recortar derechos y reducir esperanzas. Hasta por eso, nos vendría bien arreglar estos dolores históricos, porque siempre genera optimismo reducir la carga de las preocupaciones. 
Estamos tan agotados como país que, tal vez después del 20-N, podamos encarar con grandeza general la mejor oportunidad que se ha presentado nunca para instaurar una nueva convivencia en el País Vasco. Para entonces, puede que ese carrusel de gritos viscerales que utiliza la memoria de los muertos para negar toda posibilidad de diálogo, decida salir de sus cavernas y entienda que no es necesario olvidar, pero que eso no impide mirar hacia adelante. 
Esa noticia que siempre quisimos dar, la rendición de ETA, se produjo en la tarde del 20 de octubre de 2011. Ese día ya llegó. Cualquier día de estos, en cualquier momento y en cualquier lugar, unos cuantos hombres se sentarán sobre una mesa. No será una mesa redonda. Las circunstancias exigirán que sea rectangular, para enfrentar así nuestra voluntad de vivir en paz y libertad, a la de quienes deben hacer callar sus armas para siempre.
Este ejercicio de responsabilidad nos alcanza a todos, y por eso, en una ocasión como ésta, todos deberíamos estar con este Gobierno y con el que venga después del 20-N. El griterío que confunde la victoria con la sed de venganza no puede ocultar el horizonte que se ha abierto. Los hemos derrotado, y para vencerlos definitivamente, ahora debemos sentarnos frente a ellos para pactar la entrega de sus armas y desterrar los rencores que han generado. ¿Cómo negar la posibilidad de que eso puede hacerse sin necesidad de renunciar a ninguno de los valores a los que no hemos renunciado ni siquiera cuando nos mataban inocentemente?.
No existirá ninguna traición a los caídos si conseguimos imponer una paz que nos permita vivir en un país donde la ideas sólo se defienden con palabras, donde nuestra libertad no esté amenazada por esas pistolas que nos tienen que entregar. Si las 829 víctimas mortales de ETA pudieran hablar sin intermediarios, nos dirían que también para ellos, la victoria significa saber que fueron los últimos en caer por unas ideas que finalmente hemos podido imponer a sus propios asesinos. Por los muertos y los vivos; ¿alguien duda de que no valga la pena intentarlo?.

febrero 06, 2011

Cerdos iluminados y alumbrados por el hombre

UNA IMAGEN Y MENOS DE MIL PALABRAS (5)



La Universidad Nacional de Taiwan lleva ya más de dos años produciendo exitosamente cerdos con genes de proteína verde fluorescente, lo que les hace ser de un color verde chillón por dentro y por fuera, morro, pezuñas y ojos, corazones y otros órganos internos incluidos. La finalidad de los órganos coloreados de estos puercos es permitir a los investigadores una más fácil identificación y extracción de tejidos y genes destinados a trasplantes con aplicación en seres humanos, según han explicado los autores de la investigación. Para crearlos, el equipo investigador extrajo los genes verdes fluorescentes de un tipo de medusa y los inyectaron en 265 fetos de cerdos para desarrollar genes con el transgénico de la proteína verde fluorescente. Ya existen cerdos parcialmente verdes tras ser modificados genéticamente en otras partes del mundo pero estos tres son los únicos que son así por dentro y por fuera, lo que los hace mejores en su papel de cobayas, según sostienen sus padres. 

Nuestro sueño de dioses sigue creando prodigios. La Universidad Nacional de Taiwán lleva ya más de dos años criando una exitosa producción de cerdos con genes de proteína verde fluorescente. Según se nos cuenta, el equipo investigador extrajo los genes verdes fluorescentes de medusas y los inyectaron en fetos de cerdos para desarrollar genes porcinos con el transgénico de la proteína verde de las medusas. Aunque seguro que los artistas de la Nueva Cocina encontrarán tremendamente sugerentes esos morros verdes para hacer más sofisticadas y visuales las viejas recetas de la abuela, de momento los científicos pretenden aplicar esta nueva hazaña genética a la investigación médica para la regeneración de órganos e ingeniería de tejidos.

Ya saben que no es la primera vez que nos atrevemos a tocar las reglas de la propia creación. Ya consumimos tomates que no se congelan porque llevan genes de pescados que viven en las aguas heladas de Alaska, o maiz al que no afectan las plagas de insectos. Duplicamos ovejas y nos preparamos para duplicarnos a nosotros mismos. Tal vez para algunos ésta sea una demostración más de la sublime inteligencia humana, aunque a tenor de las consecuencias que suelen tener nuestros inventos y descubrimientos, y tal y como llevamos el mundo, convendría relativizar tal impresión.

Entre aquel primer ingeniero que convirtió una laja en hacha, que luego aprendió a hacer pirámides, acueductos y catedrales, y los ingenieros genéticos de hoy; entre el descubridor del fuego y el de la fusión nuclear;  entre el primer tirachinas y el último misil de largo alcance, entre nuestra capacidad de creación y nuestra capacidad de destrucción, está claro que aprendemos a salvar vidas y a vivir más seguros al mismo tiempo que aprendemos a destruirlas y creamos nuevas inseguridades.

Perdido el miedo primitivo a las fieras salvajes, y a la inquietante oscuridad de la noche, ahora el miedo necesario que nos aliena socialmente lo construimos nosotros mismos. Basta con ver los Telediarios. Cuando no nos amenaza el fundamentalismo islamista, lo hace un pollo de corral. Cuando no es un huracán, es un virus microscópico. Nos proponemos reducir los humos después de echarlos. Hacemos bombas pero nos aterra pensar que puedan explotar cerca de nosotros. Primero creamos enfermedades, y cuando nos aterran sus efectos, nos afanamos en buscar sus remedios.

Mientras tanto, seguiremos creyendo en nuestra genialidad. Aunque las vacas se vuelvan locas, las aves nos contagien sus catarros y el verde fosforescente de las medusas ilumine el morro y los órganos de este cochinillo de laboratorio con el propósito de que algún día también nos resulte de utilidad alojado en nuestros propios cuerpos. Antes, hasta sus andares; ahora, iluminados para que alumbren nuestras propias resurrecciones, para que prosigamos nuestros andares gracias a los suyos . Al fin y al cabo, dicen los biólogos que nos parecemos mucho a ellos. Y como ellos, parece claro que tampoco soñamos con rosas sino con bellotas.

febrero 01, 2011

El chino que vende barato

UNA IMAGEN Y MENOS DE MIL PALABRAS. (4)






Durante su visita a los Esados Unidos, el martes 25 de enero por la noche, Obama y Hu compartieron una inusual cena íntima para discutir las tensiones y las metas comunes que definen la complicada relación entre las potencias rivales.
El presidente de la República Popular más poblada del Planeta ha visitado a finales de este mes de enero los Estados Unidos. En la instantánea, Barack Obama y Hu Jintao se disponen a darse un apretón de manos. Como corresponde a quienes se sienten poderosos y desean evidenciarlo, Obama alarga el brazo más decididamente que su colega chino. Siempre hay que guardar las apariencias. Que para algo sigue siendo el dueño del Imperio más dominante del Planeta.

Obama mira a su mano, y el chino, a la cara negra del yanqui que se la extiende. Obama  resulta más imponente. Por eso, seguirá mirando su mano hasta que apriete la de Jintao,  y sólo entonces, cuando ambas manos se hayan juntado, será cuando eleve la mirada para ver su cara. Jintao, en cambio, le mirará a él hasta que sienta su mano apretar, y será entonces cuando bajará la mirada para ver ambas manos juntas.   

Si obviamos la mano y miramos a sus cuerpos, observamos que ambos visten un traje muy similar. El de Obama debe costar unos cuantos cientos de dólares. Es fácil imaginar una lujosa etiqueta en el bolsillo interior de su chaqueta. En el caso de Jintao, sus costuras resultan igual de fiables y su corte, igual de preciso y moderno. La mayor diferencia entre uno y otro es que el de chino lo hacen sólo por unas decenas de dólares. 

Tal vez, ni el propio Obama sepa que, a pesar de la diferencia de precio, ambos trajes pueden proceder de los mismos telares y talleres. Es posible que hace un tiempo la casa norteamericana o europea que firma su traje trasladara una de sus plantas de producción al país asiático, para abaratar costes. En el reino del consumismo, el objetivo es producir al menor precio posible. 

Y para eso están los chinos. El comunismo, al servicio del consumismo. La mayor dictadura del proletariado produciendo a mejor precio que la mayor potencia del capitalismo. China emerge en el mapa geopolítico, y se convierte en la nueva potencia del Planeta, la que conquista el mundo con seductoras baratijas. Lo de las baratijas para conquistar mundos no es nada nuevo. Lo hicimos los españoles 500 años atrás. Pero nosotros no éramos chinos ni trabajábamos como idems, así que las baratijas se nos acabaron pronto y con ellas, nuestra breve y agitada hegemonía mundial. 

Estos chinos en cambio son más pacientes y concienzudos. Basta verlos a la entrada de sus supermercados de todo a un euro. Siempre sonrientes y amables, te saludan complacientes hasta que te adentras en el laberinto que forman sus pasillos y estanterías. En ellas encuentras lo que buscas y buscas lo que encuentras. 

Es en ese contexto, donde Obama y Jintao están a punto de darse la mano. Las dos grandes potencias del momento se hacen gestos amistosos. El más alto de la fotografía se siente aún más poderoso, dado su poderío militar, pero también se sabe amenazado por ese silencioso ejército que cada día más invade nuestros hogares con leyendas made in china. Veremos quién gana a la larga; si el americano que desenfunda más rápido o el chino con sus juguetes de plástico. Por si alguien no lo recuerda, Troya cayó por un simple caballo de madera.

enero 24, 2011

Poderosas armas

UNA IMAGEN Y MENOS DE MIL PALABRAS (3)

Información: Del Blog Aguas Internacionales de Ramón Lobo en EL PAÍS: Comenzó en el Sands Convention Center de Las Vegas la gran feria de las armas. Los organizadores del Shot Show se llaman a sí mismos industria; sin adjetivos, para no estropear la primera impresión, que las palabras las carga el diablo. Miles de estadounidenses entusiastas de suderecho constitucional (Segunda Enmienda) a portar armas se han dado cita en la ciudad de los casinos para admirar en directo los últimos modelos en el arte de matar. No solo hay material para la defensa contra los ladrones, hay todo un arsenal militar para sostener varias guerras: rifles de asalto, pistolas, balas de varios calibres, silenciadores, miras telescópicas... La feria llega en un mal momento desde el punto de vista publicitario. La opinión pública está sensibilizada con la matanza de Tucson, ocurrida el 8 de enero, cuando un presunto enajenado llamado Jared L. Loughnerasesinó a seis personas e hirió de gravedad a la congresista demócrataGabrielle Giffords y a otras 12 personas. Entre los fallecidos se encuentran John Roll, un juez federal retirado, y Christina Taylor Green, uno de los niños-esperanza nacidos el 11-S de 2001. Las armas son un gran negocio en EEUU: más de 14 millones deestadounidenses compraron una en 2009. El verdadero negocio, el que invita a adquirir un arma, es el miedo. 

Armados y desarmados. El mundo sería más tranquilo si matar no fuera un gran negocio. Esta bella modelo ha renunciado a sus poderosas armas para mostrarnos la que tiene en sus manos. Sostiene un arma con pinta de último modelo en la Shot Show que acaba de celebrarse en Las Vegas. La modelo nos mira desafiante y a nosotros los ojos se nos van a la metralleta, por si se nos ocurre llevarle la contraria. 

A esos americanos que desfilarán por La Vegas no les importa que, con pistolas de por medio, las ruletas de la fortuna se vuelven doradas para los fabricantes y rusas para los americanos que van a un instituto, a un mitin, o a comprar palomitas. Lo más americano del mundo es disparar como lo hacía John Wayne. Y cada vez que un pirado se aburra de la Play Station y convierta en sangrienta realidad su propio videojuego, hablarán de que ni siquiera los locos les pueden negar su derecho a defenderse

En ferias como ésta se compran también las miles de minas antipersonales con las que se siembran los campos para que en lugar de hortalizas se coseche dolor y hambre. El negocio suele ser redondo; las armas se venden a los países del Tercer Mundo con facilidades de pago y créditos blandos. 

Y cuando a los desgraciados conseguimos armarlos hasta los dientes empeñando sus posibilidades de desarrollo, después de que se hayan matado en horribles y exhaustas contiendas civiles, emprendemos entonces una campaña humanitaria que incluye antes que nada su propio desarme. Los programas humanitarios subvencionan la entrega de armas. Las grandes potencias también tienen un presupuesto para pagar por cada mina recogida o cada fusil que vendieron en ferias anteriores. Cuando las entreguen, necesitarán nuevas armas porque habrán surgido nuevas amenazas. Las pagaran en parte con el dinero recaudado en la entrega de las armas anteriores. La otra parte la pagarán incrementando sus propias miserias. 

En este gran Casino, el círculo de la fortuna en torno al círculo de la destrucción nunca se detiene; las armas siempre se están comprando y vendiendo, los fabricantes siempre se están forrando y los gobernantes de las grandes potencias siempre nos están prometiendo un mundo más seguro. 

Si de verdad se pensara en nuestra seguridad personal; ¿No sería más eficaz que todas las armas que se vendieran en el mundo tuvieran los cañones cegados?.