febrero 01, 2011

El chino que vende barato

UNA IMAGEN Y MENOS DE MIL PALABRAS. (4)






Durante su visita a los Esados Unidos, el martes 25 de enero por la noche, Obama y Hu compartieron una inusual cena íntima para discutir las tensiones y las metas comunes que definen la complicada relación entre las potencias rivales.
El presidente de la República Popular más poblada del Planeta ha visitado a finales de este mes de enero los Estados Unidos. En la instantánea, Barack Obama y Hu Jintao se disponen a darse un apretón de manos. Como corresponde a quienes se sienten poderosos y desean evidenciarlo, Obama alarga el brazo más decididamente que su colega chino. Siempre hay que guardar las apariencias. Que para algo sigue siendo el dueño del Imperio más dominante del Planeta.

Obama mira a su mano, y el chino, a la cara negra del yanqui que se la extiende. Obama  resulta más imponente. Por eso, seguirá mirando su mano hasta que apriete la de Jintao,  y sólo entonces, cuando ambas manos se hayan juntado, será cuando eleve la mirada para ver su cara. Jintao, en cambio, le mirará a él hasta que sienta su mano apretar, y será entonces cuando bajará la mirada para ver ambas manos juntas.   

Si obviamos la mano y miramos a sus cuerpos, observamos que ambos visten un traje muy similar. El de Obama debe costar unos cuantos cientos de dólares. Es fácil imaginar una lujosa etiqueta en el bolsillo interior de su chaqueta. En el caso de Jintao, sus costuras resultan igual de fiables y su corte, igual de preciso y moderno. La mayor diferencia entre uno y otro es que el de chino lo hacen sólo por unas decenas de dólares. 

Tal vez, ni el propio Obama sepa que, a pesar de la diferencia de precio, ambos trajes pueden proceder de los mismos telares y talleres. Es posible que hace un tiempo la casa norteamericana o europea que firma su traje trasladara una de sus plantas de producción al país asiático, para abaratar costes. En el reino del consumismo, el objetivo es producir al menor precio posible. 

Y para eso están los chinos. El comunismo, al servicio del consumismo. La mayor dictadura del proletariado produciendo a mejor precio que la mayor potencia del capitalismo. China emerge en el mapa geopolítico, y se convierte en la nueva potencia del Planeta, la que conquista el mundo con seductoras baratijas. Lo de las baratijas para conquistar mundos no es nada nuevo. Lo hicimos los españoles 500 años atrás. Pero nosotros no éramos chinos ni trabajábamos como idems, así que las baratijas se nos acabaron pronto y con ellas, nuestra breve y agitada hegemonía mundial. 

Estos chinos en cambio son más pacientes y concienzudos. Basta verlos a la entrada de sus supermercados de todo a un euro. Siempre sonrientes y amables, te saludan complacientes hasta que te adentras en el laberinto que forman sus pasillos y estanterías. En ellas encuentras lo que buscas y buscas lo que encuentras. 

Es en ese contexto, donde Obama y Jintao están a punto de darse la mano. Las dos grandes potencias del momento se hacen gestos amistosos. El más alto de la fotografía se siente aún más poderoso, dado su poderío militar, pero también se sabe amenazado por ese silencioso ejército que cada día más invade nuestros hogares con leyendas made in china. Veremos quién gana a la larga; si el americano que desenfunda más rápido o el chino con sus juguetes de plástico. Por si alguien no lo recuerda, Troya cayó por un simple caballo de madera.

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